Desde que tengo uso de razón he
vivido cerca del mar.
Subirme al puente y verlo a lo
lejos ha sido siempre común.
El mar siempre ha guardado una
belleza.
Una etérea.
Una etérea.
Tiene sola una capa a simple
vista, parece plana y homogénea, a diferencia de los bosques y de los
cerros.
Cada ser de la naturaleza, en su
grandeza guarda su propio misterio, el cerro con su altura que parece tocar el
cielo, el bosque que te deja adentrar y descubrir toda la vida que guarda en el.
Pero el mar... mi hermoso mar...
tiene otro sentimiento, una sensación que me hace entrar en el y ser uno para
navegar en sus profundidades.
Ver el paraíso escondido de vida
eterna y de vida que se mueve, de vida que parece a simple vista no respirar
pero fue ahí donde todo empezó.
Guarda en cada movida del sol un
color especial que juega con el ojo humano teniendo de aliado al viento que
siempre sopla a su favor.
Algunas veces nos regala olas
grandes, otras pequeñas y de cuando en cuando un vaivén de aguas que no llegan
a ser más que un pequeño intento de oleaje.
Para amar el mar hay que
adentrarse, sentir el agua, las piedras, las algas, las conchitas, los mui-mui
y su hermosa arena.
Pasé todos los veranos de mi
infancia frente al mar, muchas veces fueron comiendo, llorando, contándole mis
problemas y hasta otras haciendo rituales de año nuevo.
Y bueno, mi amor por el mar se
intensificó cuando empecé a trabajar en una escuela de surf, por ese entonces
veía a diario videos de olas, de viajes y de preservación de peces.
Aprendí
sobre la vida marina y descubrí ese otro lado, donde habían personas que amaban
y hacían del mar, su hogar.
Hablar del mar para mí es recordar
las hermosas puestas de sol tirando piedritas, estando en familia y mi alegría
de sentir el amor de Dios en el mar como lo sentí alguna vez hace muchos años
en las playas de Tumbes.
Curiosamente he viajado a muchos
países pero nunca fui al mar, quizá de manera inconsciente nunca quise conocer
ni bañarme en ninguna otra playa que no bordee la costa peruana.
Aguardan viajes en bote, buceos y más
ocasos de sol...
Escrito por: Mademoiselle Parapluie.
Pdta: Inspiración de un día de playa, de los más felices.
Pdta: Inspiración de un día de playa, de los más felices.





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