El invierno acaba una vez más, despoja a los árboles como a las personas de todo aquello que ya no suma, ni resta.
El invierno se lleva una vez más todo lo que no ha sido, para dar paso a las posibles vidas que pueden emerger de una risa, de un llanto, de un reencuentro, de una mirada, o bien... de cualquier cosa.
Si, me gusta pensar en cualquier cosa, porque cuando surge lo más inesperado es que comprendes por qué todo lo que tenía que irse se fue.
¿Porque no existen volcanes donde debería existir hierba?
Por qué, por qué, la palabra que no ha dejado de retumbar en mi cabeza hasta la noche que sentí que alguien me quería, solo ahí pude cerrar el círculo de todos mis por que.
Y sentir una pequeña venganza hacia algunas personas del pasado y hacia las personas que me negaron lo único que quería, sentirme un poco querida por ellas.
La brisa del mar a 300metros, la ropa rota, y un largo etc. de cosas que se mueven al compás de un ¿Por qué?
Esa noche pensé que podría ser libre, curiosamente lo que más había anhelado ahora se convertía en un “¿realmente lo quiero?”
Viendo el tiempo en retrospectiva pienso que solo fue un instante al cierre de un por qué y entender el adiós al invierno.
Ahora solo tengo un ¿Para qué?
Y no tengo respuesta, puesto que mi cabeza ahora solo entiende de “estoy agotada”
Guardo ese “para qué” para el verano que se asoma al ritmo de los vientos del norte.
Escrito por: Mademoiselle Parapluie.
Pdta: Septiembre, llegó la primavera, y con ello adiós a los 6.




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