Siempre digo: “Esta es la última” maldita sea, siempre digo lo mismo... mientras una risa tonta dentro de mí me hace mirar con picardía al bus que me espera.
¡Diablos! Soy inmensamente feliz, yo, mi gran maleta y todas mis ganas locas de siempre ir en ruta, de descubrir que tan feliz puedo ser una y otra vuelta sin importar lo que haya a mi alrededor.
¿Cuántas veces se puede ser feliz querida triple A-612?
“Infinitas veces” es lo que me digo a pecho abierto mientras veo las estrellas y solo pienso en cuánta felicidad, aventura y sosiego puedo encontrar en este largo viaje.
Y no es para menos, he vivido intensamente cada maldito segundo, en soledad con el paisaje, en compañía de almas que me ofrecieron el calor que no necesitaba más, pero estaba bien.
¿Quién soy yo para decirle no? Aunque a veces parece que es un ciclo, solo siento que, al final, experimentar todas las emociones y conocer nuestros límites nos hacen ser quienes somos.
Las inmensas montañas, las nubes que me abruman, el inmenso sol que me abraza en cada atardecer como la luna que me vigila y me roba el último suspiro que solo me deja tirar a la cama y decir:
“Estoy muerta pero feliz”
Sí, esa soy yo, la inagotable fuente de aventuras que inician con un “Hola” y terminan con un “Hasta pronto”.
Escrito por: Mademoiselle Parapluie.
Pdta: Viajando hacia las montañas y las luces en el cielo




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